A la vuelta del olvido

Hay una matemática que molesta en las fechas. Como si los números expresaran el tiempo lineal que condena nuestros recuerdos a una simpleza que el pasado nunca tuvo. Como si 29 de mayo de 1969 o 24 de marzo de 1976 dejaran en evidencia las dificultades de la memoria colectiva para conservar el antes y el después de la revuelta popular del Cordobazo y del inicio de la última dictadura militar. Los pensamientos y sensaciones de vidas anónimas, las pequeñas acciones y omisiones, las esperanzas e injusticias que recorren y componen las décadas de los 60 y 70 en Córdoba.

Hay una ciudad sobre la que rapiña el olvido. Y sin embargo permanece ahí, latiendo en una esquina, como postales que recortan el tejido de la historia. Un grupo de hombres da vuelta un Citroen rodeado por el humo en Cañada y Boulevard San Juan. Una mujer es torturada en una pequeña sala a la vuelta de la catedral. Por eso buscamos en un canto, una imagen, una poesía lo que se esconde detrás de los nombres de las calles, para atrapar y traer hasta acá algún fragmento desdibujado y reinventado de lo que fuimos. Por eso hurgamos en el arte y su sensibilidad, para anular el tiempo, revitalizar la memoria y sacar a la superficie otras versiones de las cosas, mojadas por la sensibilidad y la creatividad de la propia época.

“Nos olvidamos como nos decían / de la vergüenza y de la dignidad / Que las ideas y la rebeldía / son más seguras si no te acordás / Que el tiempo borre lo que ya olvidamos, lo de mañana ya se borrará / Nos olvidamos hacia dónde vamos / y quienes somos no podemos recordar / El tiempo borra todo, sí, y sólo si lo permite la memoria”. Así le cantaban las murgas al poder desmemoriado de nuestros días durante el último 24 de marzo: un conjunto de voces superponía melodías entre la multitud que marchaba por las calles de Córdoba.

Un rato antes, mientras la ciudad recordaba el inicio del último golpe de Estado, a unas cuadras de allí, dos payasas con bigotes lograban hacer retumbar las carcajadas entre los muros que años atrás fueron testigos de muertes y torturas. Hacían presentes las risas como una revancha de la vida que resiste, de las alegrías que los campos de concentración no pudieron desaparecer.

Pero el arte también tiene su propio pasado. Otras postales laten en Vía de las Artes esquina El Cordobazo. La dirección de la Facultad de Artes de la UNC permanece hoy como una huella de la época que cruzó escenarios y asambleas para poner fin al autoritarismo y la desigualdad. Allí mismo, el grupo Libre Teatro Libre alzaba sus manos al aire sobre el año 1970, como declarando la libertad que el Cordobazo logró arrebatarle a la dictadura de Onganía.

No hay nada lineal en todo esto: ni el tiempo social ni el arte ni sus cruces. Detrás de eso que llamamos Cordobazo, conviven días, vidas, pensamientos y pequeñas revoluciones que fueron y vinieron a lo largo de los años. Lxs artistas eran obrerxs, estudiantes, se cruzaban en las calles y las noticias de una misma época en la que ser realista era pedir lo imposible. Unxs y otrxs desafiaban esa imposibilidad a su manera: desafiando a la burocracia sindical o a las convenciones del arte y sus instituciones. Relámpagos de vanguardias artísticas y políticas que iluminaban otro futuro en las caras del poder y que dijeron sus verdades, antes de que la censura las destinara al exilio.

Todavía hoy hay artistas que trazan nuevas esquinas para hablar de lo que nos pasa y colaboran sin saberlo con las memorias del futuro. Las mujeres, hijas y nietas de aquellas que tan poco vemos entre las imágenes de las militancias setentistas, se hacen ahora espacio para romper con un pasado de invisibilidad. La marcha de la bronca suena también en las nuevas canciones, y las nuevas broncas trazan sus líneas en las paredes de viejos museos. En estos tiempos en que crece el invierno, nada debe permanecer congelado: ni la imagen de lxs desaparecidxs en la quietud de una foto, ni los cuerpos que sufren hoy las injusticias heredadas. Buscamos un arte que desacomode el tiempo y haga florecer una ciudad capaz de habitar su pasado, su presente y su futuro.