Tinta China es un espacio que dibuja resistencias en tiempos de crisis, un lugar donde disputar la política desde la estética. En la sección de humor gráfico del medio La tinta, un grupo de ilustradorxs cordobesxs expresan con arte y pluralidad su opinión sobre la realidad que nos atraviesa a todxs. En esta reseña, la artista visual y docente universitaria Lilian Mendizabal reflexión acerca de la importancia y el impacto de estas creaciones que contienen, en sí mismas, una transgresión.
Por Lilian Mendizabal*
En Córdoba, desde hace unos años, hay un espacio virtual de periodismo que surge de la necesidad de comunicar en tiempos de resistencia: se lo conoce como La tinta. Este medio, preocupado por la construcción de nuevas subjetividades y por dar lugar a alternativas de información que defiendan otras voces, contiene en sus secciones intersticios que permiten visibilizar luchas y demandas, que se expresan desde el compromiso en la diversidad de miradas sobre la realidad y contienen una fuerte apuesta a la calidad cultural.
Entre sus secciones de intersticio, La tinta tiene una parte dedicada exclusivamente al humor gráfico, y lo acuña como un lugar donde disputar la política desde la estética, denominado Tinta China. Aquí, figuran más de 800 viñetas de humor gráfico de autorxs cordobesxs que expresan con arte y pluralidad su opinión sobre la realidad que nos atraviesa a todxs. En este artículo expresaré una reflexión acerca de la importancia y el impacto que tiene este espacio, que se posiciona como una trinchera más contra la adversidad de la realidad actual.
Las viñetas atrincheradas de La tinta juegan un papel fundamental en el análisis crítico de la actualidad a partir de la forma en que se realizan y el efecto que producen en el lector. Por su misma particularidad -el humor junto a la imagen-, estas manifestaciones no suelen ser vistas en su mayoría como un ataque, más bien, nos hacen sonreír desde la complicidad o no. Pero su inteligencia radica en que su escudo humorístico nos permite tolerar su expresión, ya sea que acordemos o no ideológicamente. Por eso, son una excelente herramienta que ayuda a construir un pensamiento crítico.
En tiempos de crisis, las voces críticas buscan estrategias de incursión pública. El humor como tal, a partir de las viñetas, se inmiscuye entre informaciones u opiniones sobre los mismos temas escritos desde el periodismo y las formalidades que exige la profesión, pero éstos siempre deberán responden a lo políticamente correcto. En cambio el humor gráfico va a reflexionar y opinar aportando una visión singular desde su forma y su síntesis discursiva. La viñeta puntualiza su mirada, y esto apoya su popularidad de recepción. Su eficacia persuasiva se potencia, sin duda alguna, a través de su componente gráfico, que desde el humor como puerta de ingreso le permite al lector o la lectora la libre interpretación y la inmediatez para captarla. Y esto se debe al arte de lxs dibujantes, que en el caso del staff de Tinta China despliega un potente caudal de calidad artística, imprescindible para la construcción de discurso en viñeta.
Estxs singulares artistas manejan la complejidad de la comunicación visual, que es la ordenación de los elementos configuradores de un mensaje, el cual incluye por definición una incorrección conceptual con la finalidad de divertir. Esta condición constitutiva del mismo establece una gran dificultad, ya que su discurso contiene, en su propia matriz, una transgresión. Por eso, este tipo de arte sólo es accesible a un reservado grupo de creadorxs con fuertes dotes expresivas y fluidos conocimientos sobre la confección de una imagen, ya que se hace imprescindible una estudiada planificación conceptual y el dominio de la simbología visual.
El humor gráfico, un arte público
Otro aspecto importante del humor gráfico es la posibilidad que tiene de constituir una contracultura, al ser capaz de activar representaciones de resistencia y, eventualmente, iniciar un cambio en la correlación de fuerzas existentes. Estos rasgos hacen que las viñetas, en contextos determinados por una creciente polarización social, constituyan espacios alternativos de participación ciudadana y expresión política.
La imagen y el humor trabajan al ritmo vertiginoso de la realidad, por tanto, la complicidad del receptor, su connivencia con el emisor -con quien comparte el absurdo y la irrealidad de la propuesta-, es la convergencia entre la inteligencia del humorista y la del espectador, estableciendo un acto de comunicación visual en su estado más puro, riguroso y radical.
Arte, actualidad, humor e inteligencia confluyen así en un punto de popular inflexión.
En papel
Los mejores dibujos publicados diariamente en la sección de humor gráfico de La tinta entre 2016 y 2017 fueron recopilados y publicados en el libro Tinta China (Recovecos, 2017). Ahora, en junio de 2019 se presentará Tinta China II, una nueva edición con la selección de las mejores ilustraciones del último año.
Ilustradorxs de Tinta China: Ziga, Agite, Carlos Julio Sanchez, Jo Rivadulla, Cape, Hache, Ham, Nacha Vollenweider, Flora Marquez.
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*Directora de arte, escenógrafa, artista visual. Licenciada en Pintura y docente de la cátedra Escenotecnia II del Departamento de Teatro de la Facultad de Artes, UNC.