Tomar la lengua

En algún momento y algún lugar de Córdoba, Argentina.

Su Majestad el Rey: ¡Way! ¡Kaypi huk kamachina! rimaran Inka kamachikuqchata rikuspa.

Kamachikuqcha tapukusqa: ¿Imaynataq reqsiwanmanri manataq kayk´aypis rikuwanchu? Manan yacharanichu inkahunapaqqa llapan runakunan kamachinapaq.

Su Majestad el Rey: Asuykamuy rikunaypaq allinta niran inka, munashasqa kayta inka pipaqpas.

Kamachikuq Inkacha qhawarikusqan maypi tiyayunanpaq, ichaqa llapan Hatun Ccoyllur mast´asqa kasharan armiño-nisqawan. Sayaspalla kasharan, sayk´usqa hansarikusqa.

Su Majestad el Rey: Manan allinchu hansariyqa noqaq ñaupaqeypiqa niran inka- Manan ruwawaqchu

Kamachikuq Inkacha: Mana atirutmanchu -kutichisqa ñamachikuqcha-. Karumantan chayamushani mana puñuspalla…

Su Majestad el Rey: Hinaqa niran inka –kamachisqaykin hansanaykipaq-. Manan rihunichu pitapas hansaqta unayña. Hansaykunaqa noqapaq sunsahayhinan. ¡Wateqmanta hansay! Kamachishaykin. Y también os ordeno a todos vosotrosh que dejéis de hablar ese dialecto y os ziñáis a hablar el eshpañol. ¡Ya es hora!: 480 millones de hombres tenemos el eshpañol como lengua materna.

Guaso: ¡Según vooo!, la vieja mía siempre habló coordobe básico, si io cuando ashranqué a hablá, mi primera palabra fueron amario paatito, verde booteia, negro cuuleau.

El público ríe. El rey frunce el ceño, no entiende. Mira a los guardias a su derecha, busca entre sus hojas y continúa la lectura.

Su Majestad el Rey: El porvenir del eshpañol es un compromiso de todos, sobre todo de los habitantes de aquí, la Nueva Andaluzía, donde los eshpañoles fundadores sembraron sentimientosh y modosh de vida, creando la presenzia de nuestra historia.

Guaso: Pero si la Lucía anda en otra hiistoria ia… io la vi la otra ve en el Dante con el cara e´ pooio. Ia fue ia, mañana vamo al Sargento i ahí ta ieno de lucías, iolandas, marías. Lo que vo querai.

Chique: Siempre tiene que haaber un machirulo…

Su Majestad el Rey: Vueshtro José Luis Borges —nuestro, también, por universal— dejó escrito que «el idioma no es solo un instrumento de expresión y comunicazión sino una tradizión y un destino».

Guaso: ¡E´ Jorge, cuuleau!, si así le decimo al hijo del Oreja: Jorge Luis Borges, porque está enterrao en Ginebra…

El rey se exaspera y hace un gesto a la guardia para que intervenga.

Su Majestad el Rey: …Conocemos la larga historia del eshpañol, uno de cuyos momentos más delicados fue, sin duda, el de la independenzia de los territorios ultramarinosh. No faltaron entonzes vozes que demandaron también independenzia en el ámbito de la lengua.  

Chique: ¡Ya está el hombre cis hablando por noosotres! No demandamos nada: nos chupa un ovario lo que piensa el rey y su Real Academia Española. Estamos hartes de que el mascuulino se nos imponga como el “geenérico universal”. Y con nuestra lengua hacemos lo que queeremos. Por eso construimos todos los días un leenguaje inclusivo. Por eso usamos la e, la x, el arroba: para hacer escuchar la diversidad sexual, las identidades emergentes…

Guaso: ¿¿Qué lo qué??

Chique: Si, estamos emergiendo, rompiendo el biinomio hombre/mujer. ¿Cómo nombraría ud., Su Majestad, a alguien de género fluido, a alguien bigénero? La RAE no está a la altura del movimiento feminista, de las luchas sociales. Aceptan paalabras tan ridículas como “mahonesa” por mayonesa, y cuando hablamos de una cuestión de género, hacen oídos sordos a nuestros reeclamos.

Su Majestad el Rey: Justamente, señorita, este Congreso quiere ser una celebrazión, una celebrazión de la fraternidad hispanoamericana y un renovado compromiso para integrar diversidades, para luchar contra la pobreza y para hacer a nueshtros pueblos, mediante la palabra compartida, más cultos, más próshperos y más felizes en la libertad.

Chique: No soy ninguna señoorita, soy Estrella Sebastián, porque elijo cómo llamarme. El lenguaje es político, y todes juntes vamos a romper de una vez todo el protocolo de esta sociedad patriarcal coloniizada por su monarquía.

El presidente sube al escenario, se acerca al micrófono, le pide perdón al rey por los exabruptos y da por finalizado el acto. Su Majestad, indignado, le solicita que al menos esta vez no demore con la escalera del avión y el presidente, avergonzado, le ofrece su helicóptero. La mitad de la sala se retira refunfuñando, el resto festeja eufóricamente. El guaso y le chique suben al escenario y se apoderan del micrófono.

Guaso: Al final dio ocootazo el rey…

Chique: Y nosotres tomamos la lengua

Guaso: ¡Moortal! Entonce ahora tomemo un ferne todes juntes