Cuerpos en tránsito. Apuntes sobre una obra en proceso

A partir de su propia experiencia, tres estudiantes de teatro de la Facultad de Artes de la UNC llegados de Colombia, Chile y de la provincia de San Luis llevan adelante el proyecto Terra Nullius – expresión latina que significa tierra de nadie-. La producción, que se estrena en julio en Córdoba, aborda el ser extranjero desde una poética singular y reflexiona sobre la migración y la identidad en un contexto donde crecen las políticas y los discursos xenófobos.

*Por Nicolás Aravena

“Debemos fomentar nuevas formas de subjetividad mediante el rechazo
del tipo de individualidad que se nos ha impuesto por siglos”
Michel Foucault

Terra Nuillius – expresión latina que significa tierra de nadie – es el nombre del proyecto que se estrenará durante el mes de julio. Fotografía: Gisela Cassettai.

La coyuntura política dictaminada por los poderes de facto nos condiciona sobre cómo entender algunos fenómenos sociales eternos como la inmigración. De pronto ya no parece tan buena idea que la educación y la salud sean gratuitas para quienes vienen de afuera. Las fronteras se demarcan mucho más en el imaginario popular, y lxs inmigrantes sienten que expresarse puede ser perjudicial. En este contexto, Sebastián López Esquivel estudiante colombiano de la UNC propone junto a un grupo de compañerxs de teatro y estudiantes de otras carreras de la UNC un proyecto de tesis en el que problematizan estos asuntos, otorgándole una identidad propia al concepto de extranjería desde su experiencia, alejándose de los relatos que impone el poder y la cultura tradicional.

Terra Nullius – expresión latina que significa tierra de nadie – es el nombre del proyecto que se estrenará durante el mes de Julio. El trabajo nace de la tesis de Sebastián López Esquivel, joven colombiano que llegó a Córdoba en 2012 motivado por la gratuidad en la educación. Según sus palabras: “La idea nace con el fin de materializar de alguna forma artística, la experiencia que como extranjero he tenido. Desde esa percepción, empiezan a aparecer diferentes momentos que me atraviesan, y que potencian la idea de la escritura de un texto poético en el cual se habla de todas estas preguntas que unx se hace cuando llega a un lugar ajeno. Así como también de todas esas marcas explícitas que te hacen sentir diferente, como que en el documento, por ejemplo, ponga en letras rojas y grandes la palabra EXTRANJERO. Es como una mancha que impregna y resuena de otra forma en el resto.”

Lxs integrantes del grupo desean que la obra pueda presentarse en cualquier lugar, incluso en la calle, jugando con pensar al espectador como un extranjero que se acerca al territorio escénico. Fotografía: Gisela Cassettai.

Desde esa experiencia aparecen textos poéticos, una dramaturgia personal que busca, según explica Sebastián, “pensar un poco los lugares de extranjería que se disparan más allá del concepto Estado-Nación, como puede ser, también, el habitante de calle, las clases sociales, el género”. Agrega que con esto se quiere además interpelar al espectador. La obra se presenta como una instalación escénica en donde interviene tanto lo audiovisual, la música en vivo y el uso de materiales reciclables para la confección de máscaras y vestuario, como el uso de mapas geográficos y grafitis. El anhelo del grupo es que la obra pueda a futuro presentarse en cualquier lugar, incluso en la calle, jugando con el concepto de pensar al espectador como un extranjero que se acerca al territorio escénico.

Desde su idea inicial, Sebastián propuso un texto-esqueleto que luego fue rellenando con las experiencias de quienes invitó a sumarse: “Desde la experiencia singular empezaron a salir otras ideas sobre cómo se pensaba la extranjería. Todoxs proponíamos una subjetividad al respecto, que a la vez esa subjetividad se reconocía en el trabajo colectivo”.

Karla Torres es una de las integrantes del proyecto. Chilena, llegó a Córdoba en el 2012, después de los procesos de movilización estudiantil que vivió el país trasandino durante el 2011, en donde la educación superior recién comenzaba su lucha por la gratuidad. Para ella la propuesta es “trabajar la extranjería desde una poética  y disolver los límites entre el espectador y los actores. Hemos tenido que trabajar escenas en las que tratamos de involucrar al público, de hacerlo participe, una nueva disposición del espectador. También una nueva disposición del texto, ya que es fragmentado, episódico”.

Karla Torres dice que la propuesta es trabajar la extranjería desde una poética que disuelva los límites entre el espectador y los actores. Fotografía: Gisela Cassettai.

Dionila Palasí es de San Luis, entró en el proyecto en una primera instancia como intérprete musical mediante su guitarra, pero terminó sumándose como actriz. Tuvo la experiencia de ser inmigrante en otro país, durante una temporada que estuvo viviendo en España. Su mirada sobre la  obra tiene relación con la unidad del territorio latinoamericano: “No nos dividen grandes cosas. Me encanta que ellxs hayan podido tener este acceso a la universidad y nos hayamos encontrado. En Europa es muy difícil que te integren en su sistema educativo y laboral, aquí en Argentina me encanta que se puedan abrir las puertas, aunque el gobierno actual tiene otra postura.”

Mi identidad no es mi nacionalidad

En el programa Periodismo Para Todos del 16 de Octubre de 2016, Jorge Lanata se preguntaba si acaso el gasto público en universidades está siendo aprovechado más por inmigrantes que por los sectores más pobres de la sociedad, prendiendo los motores para una sensación generalizada en la sociedad de rechazo hacia lxs inmigrantes (o hacía cierto tipo de inmigrantes). En sintonía con estos discursos, a principios del 2017, Macri firmó un decreto que modifica la ley de migraciones de Argentina. De esta forma dilata el plazo para que los extranjeros puedan acceder a la ciudadanía, y amplía las causas de denegación y  cancelación de residencia, facilitando los motivos de expulsión, debilitando el derecho a defensa, y acelerando las posibilidades de detención de migrantes sujetos a un trámite de expulsión. Este decreto, cuestionado por organización de derechos humanos, buscaba cambiar drásticamente la política de puertas abiertas que el país había mantenido desde el 2009, y en muchos casos terminaba criminalizando la inmigración.

Frente a este enfoque de tintes xenófobos,  Terra Nullius no puede callar. Karla explica: “En la obra se critica mucho la idea del nacionalismo. Acá está pasando mucho que la gente dice por internet cosas como: Oh los inmigrantes vienen acá por la salud pública, por la educación gratis, son unos aprovechadores, vienen a pervertir las cosas. Y en Chile te metes a una página de noticias con una nota que hable sobre los inmigrantes que están llegando allá y te encuentras exactamente con el mismo tipo de comentarios, y si te vas a otro país es lo mismo. Hay un pensamiento que no tiene que ver con la cualidad del país en sí mismo, sino con el sentimiento nacionalista del miedo a lo diferente.”

Para Dionila estas políticas generan que la cuestión de la xenofobia a veces se manifieste en cosas más imperceptibles que simplemente gritar “Extranjeros fuera”, y se moldea el pensamiento de las personas para asumir que hay un filtro que demarca qué cuestiones externas, qué personas o culturas son buenas y cuáles no. La actriz del proyecto señala esto mediante una anécdota: “Una vez estaba hablando con un tío y le estaba contando que me iba a Europa, pero que en realidad tenía muchas ganas de irme a Brasil, y entonces saltó un familiar a decir que cómo me iba a ir a Brasil, que tenía que irme a Europa porque ahí estaba la cuna de la cultura y que en Brasil no hay nada. Esa idea de asumir que la superioridad está en ciertas partes y otras no, es nociva”.

A pesar de esta idea generalizada de rechazo contra los inmigrantes en el país, Karla y Sebastián rescatan las experiencias personales, los vínculos y lugares que han hecho suyos aquí en Córdoba y que los transforman como individuos más allá de las referencias culturales que sus países de origen destacan.

Sebastián Esquivel: “Pensar un poco los lugares de extranjería que se disparan más allá del concepto Estado-Nación, como puede ser, también, el habitante de calle, las clases sociales, el género”. Fotografía: Gisela Cassettai.

“Se ha aprendido que la construcción de identidad es lo nacional, lo hecho en el territorio, lo que marca que esto es mío y esto es de afuera. Pero pienso que mi identidad no se da sólo por una marca específica de un territorio con un nombre. Pienso que mi cuerpo siempre va estar en tránsito, y creo que en el momento en que por alguna razón me tenga que ir, lo que extrañaría sería perder la humanidad que he encontrado por medio del vínculo con otrxs”, reflexiona el director de la obra.

Por su parte, Karla cuenta: “Hay una escena en la obra en que la postura de Seba y la mía discuten un poco. Él tiene la idea de ir en contra del nacionalismo. No porque naces en un lugar estás arraigado a esa tierra, y a mí me pasa que sí, pero también me he encontrado con tantas cosas geniales acá, gente que he querido tanto y quiero tanto, que ya no me dan ganas de irme. Yo creo que si me voy, extrañaría todo: el ambiente que hay, la ciudad, las calles. La gente que he encontrado acá, eso que está por debajo de los nacionalismos. No sé, a veces hablo con alguien que de principio me juzga por mi nacionalidad, pero después de cruzar dos palabras resulta que tenemos un montón de cosas en común y el trato surge desde otro lado”.

Pero ante todo esto, también surge una duda artística relacionada con el teatro. Dentro de una escena tan particular y protegida como el teatro cordobés, estas experiencias que buscan desarraigar la identidad ¿pueden seguir creciendo? El grupo discute y dialoga al respecto:

—Para mí lo que hace la huella del teatro cordobés, son sus marcas culturales: el cuarteto, el acento, el fernet. Algo que es propio de acá y que se rescata y valora mucho -dice Dioni.

— Me parece que está bueno que haya como un arraigo acá, porque hace que el circuito teatral cordobés crezca y se le de un valor. Pero por otro lado, también está bueno que se abra a otras formas teatrales. Creo que ahí está un poco la diferencia entre el nacionalismo y defender cierta identidad, no está malo en sí, lo que no me parece bien es tenerle miedo a lo que viene de afuera -opina Karla.

— Yo creo que hay una diferencia entre  el teatro cordobés y al teatro hecho en Córdoba. Yo planteo esa diferencia. El teatro cordobés juega en el sentido de que podamos reconocerlo del teatro que se hace en otras ciudades, pero al decir “el teatro hecho en Córdoba” podemos hablar de esa identidad portable que se construye a través de diálogos y discursos que se cruzan. Y creo que eso está vinculado en gran parte porque se da en la Universidad pública, que convoca cuerpos viajantes, que a veces no son solo latinos, sino de otros lados, cuerpos en tránsito. Este espacio genera un cruce de diferentes ramas, que en este momento está bueno tomarlo como un constante diálogo entre la diferencia -dice Sebastián.

Una mirada al proceso

“Perra” es la metáfora utilizada por Dioni, para introducimos a la idea de cómo lo animal puede humanizarse. Fotografía: Gisela Cassettai.

Desde UN RATO nos acercamos a uno de los ensayos del grupo, y junto con Alejandra Esser, estudiante de teatro y parte del equipo de la revista, fuimos espectadorxs de esta obra en construcción. Lxs chicxs nos presentaron una serie de monólogos, que representan un adelanto de lo que el público podrá ver próximamente en Espacio Blick (Pasaje Agustín Pérez 11).

PANGEA

Este monólogo es llevado a cabo por Karla, quien se alza sobre una tarima y empieza con un discurso de corte casi científico sobre las distintas etapas de fragmentación que sufrió el supercontinente llamado Gondwana. Poco a poco el texto se va volviendo más interpelativo. La actriz remite a Pangea como el continente primario-único mientras expone un mapa que va rompiendo hasta llegar a América, donde esboza una crítica soez sobre la división política: las fronteras que dividen la tierra, las cuales a veces viven mucho más presentes en nuestra mente que en los hechos. Cabe destacar la disposición espacial y el diseño lumínico de esta escena: un corredor a modo de pasarela marca el espacio por el que se desplazarán los intérpretes y una linterna se proyecta sobre ellos.

MALBICHO

Este monólogo dinámico corre por parte de Sebastián y guarda una postura crítica respecto a quienes buscan a cualquier precio irse de su país. Al mismo tiempo parodia mediante el lenguaje, la presencia corporal y las palabras, el cliché del Colombiano narco que todxs en algún rincón de nuestra cabeza hemos aceptado sin mucho cuestionamiento. En esta escena resulta interesante el devenir del actor en animal mediante el uso de una máscara construida con elementos cien por ciento reciclados.

PERRA

Con esta metáfora proporcionada por Dioni, nos introducimos a la idea de cómo lo animal puede humanizarse. La actriz se desplaza por el escenario cantando y bailando una cumbia de Amar Azul, hasta devenir en una perra callejera usando la máscara y su propio cuerpo para llevarnos hacia una atmósfera en donde se cruza la idea de género, el cómo habita la mujer la calle, un lugar que a veces la hace sentir una extraña.

Este ensayo cerró con una breve escena de lo que acontece en los controles de migración en los aeropuertos, donde convive la frialdad burocrática, la deshumanización e invisibilización de quien llega y cómo se ven obligados a asumir la identidad impuesta en sus documentos. Luego de esta muestra quedamos afectados, comprendiendo que en algún momento del día todxs somos extranjerxs. Nadie se salva.

La obra cierra con una escena de lo que acontece en los controles de migración en los aeropuertos, donde convive la frialdad burocrática, la deshumanización e invisibilización. Fotografía: Gisela Cassettai.

Integrantes del proyecto Terra Nullius

Sebastián López Esquivel
Dionila Palasí
Karla Torres
Lucas Chacana
Leandro Doliri
Camila Gutawski
Gastón Fortín 

 

*Estudiante del Departamento de Cine, Facultad de Artes, UNC.