¿Qué nos dice el cine cordobés en tiempos de crisis?

La actual situación económica del país ha generado un escenario de incertidumbre que también afecta a la práctica cinematográfica. Conversamos con productorxs y realizadorxs cordobesxs sobre su trabajo y sus estrategias para mantener viva la llama audiovisual en una provincia que hace sólo nueve años atrás celebraba el llamado boom del Nuevo Cine Cordobés.

Por Nicolás Aravena*

La movida del llamado Nuevo Cine Cordobés no se caracterizó tanto por sus temáticas sino más bien por su manera de pensar la creación de proyectos audiovisuales, en donde la producción colectiva, meditada y crítica son las principales claves a la hora de la realización. Hoy, en un contexto marcado por cambios en las políticas culturales y dificultades para la financiación en medio de la recesión, ¿cuánto quedó de esa época?, ¿cómo proteger las victorias conseguidas? ¿qué desafíos enfrenta el mundo audiovisual local? Las productoras El Calefón y Niño Raro y el productor y director Rodrigo Guerrero comparten con UN RATO sus miradas sobre estas cuestiones, así como sus maneras de trabajar y sus anhelos a futuro.

Más allá de la tonada

“Teníamos el antecedente de una generación de realizadores que fueron parte de la creación de canal Encuentro, gente muy talentosa. Cuando estábamos en primero, segundo año de Cine, veíamos como esa gente se iba a trabajar a Buenos Aires. Entonces nuestra resistencia era quedarnos acá a producir y apostar. Sentíamos que teníamos todas las posibilidades para hacerlo bien. Criada fue una de las primeras películas de Córdoba producida por el Instituto Nacional de Cine, estrenada en el BAFICI. En ese sentido, era abrir las puertas a algo que, por lo general, sólo pasaba en Buenos Aires”, cuenta el director.

Una de las productoras que encabezó el momento de esplendor de la producción audiovisual local fue sin duda El Calefón. Ya con doce años de trayectoria, este grupo de ex estudiantes de la carrera de cine anticipó el boom del Nuevo Cine Cordobés con su película Criada (2009) dirigida por Matías Herrera, quien recuerda aquel momento como las puertas a un desafío concreto: hacer cine en la provincia.

“Teníamos el antecedente de una generación de realizadores que fueron parte de la creación de canal Encuentro, gente muy talentosa. Cuando estábamos en primero, segundo año de Cine, veíamos como esa gente se iba a trabajar a Buenos Aires. Entonces nuestra resistencia era quedarnos acá a producir y apostar. Sentíamos que teníamos todas las posibilidades para hacerlo bien. Criada fue una de las primeras películas de Córdoba producida por el Instituto Nacional de Cine, estrenada en el BAFICI. En ese sentido, era abrir las puertas a algo que, por lo general, sólo pasaba en Buenos Aires”, cuenta el director.

Juan Maristany y de fondo El Calefón: “Es muy difícil producir cine si no tenés un backup financiero grande para sostenerlo”.  

Fotografía: Uriel Zader Rodríguez

Matías cree que, en algún punto de ese recorrido, la expansión se paralizó y el cine cordobés ha quedado en una terminal esperando un nuevo empujón que le dé notoriedad masiva. Considera que uno de los elementos de los que adolece el cine local es la ausencia de una marca constante: “El cine cordobés es un conjunto de películas muy distintas. Quizás Construcciones (2018) se asimila a Yatasto (2012), y ésa puede que se asimile un poco a Criada. Pero vos ves el cine de Rosendo Ruiz, Rodrigo Guerrero, Inés Barrionuevo, y no se parecen. Yo creo que esa identidad que se esperaba del Boom, al no encontrarla, es donde se terminó el fenómeno. No estábamos en su momento hablando de un contexto de Córdoba, tampoco de una realidad social, de una temática o de una forma de vivir, simplemente cada uno hacía sus películas”. En ese sentido, la propuesta que realizan desde su productora, El Calefón, se asienta y apuesta por una mirada crítica, que las películas “devuelvan algo de lo que pasa al espectador”.

Para Rodrigo Guerrero, otro egresado de la carrera de cine en la UNC y debutante en medio del boom con su película El invierno de los raros (2011), tampoco hay algo claro que unifique al cine cordobés: “Es muy diverso, no encuentro un patrón claro para definir  todas las producciones locales y me parece que está bueno que así sea. El mayor logro de toda esa movida fue que se hizo una campaña de promoción muy grande y de repente en  general se sabía que se estaban haciendo pelis en la provincia con calidad profesional, que era posible ir a las salas de cine y encontrar una película local”. Rodrigo durante muchos años formó parte de Twins Latin Films, la cual se fundó en 2009 como una agencia-productora publicitaria, y en  2011 amplió sus objetivos a la producción de cine y otros contenidos audiovisuales.  Actualmente el director sigue en proyectos dentro de la productora, pero se perfila como un realizador/productor independiente.

La identidad de Twins se relaciona con óperas primas y trabajos autorales como Soleada (2014), La casa del eco (2018) o Vigilia en Agosto (2019). Rodrigo nos comenta que la productora también busca “sumar otras producciones con un perfil, no sé si más comercial, pero con una apertura más amable a un público general”.

En un rincón bien distinto podemos situar a Niño Raro, colectivo artístico formado en 2010 por alumnxs de la carrera de cine, que surgió como una productora ficticia para un trabajo práctico de la facultad pero que terminó concretándose por fuera del ambiente universitario, al realizar cortometrajes como Falcón (2015), algunas series web, videoclips musicales y ciclos de video-poesías en los que participaron artistas locales como Camila Sosa Villada o Lucas Tejerina. Con el pasar de los años, al colectivo se ha ido sumando gente de otras áreas como artes visuales o diseño gráfico.

De izquierda a derecha. Paula Robledo y Malena Chabrol; “Niñas Raras”, integrantes del equipo de Niño Raro productora: “La crisis nos está afectando a todxs y este espacio lo sostenemos más allá de nuestras fuentes de ingresos económicos”.

Fotografía: Uriel Zader Rodríguez

Para Male Chabrol, una de sus integrantes, el perfil de Niño Raro tiene que ver con un cine-guerrilla, es decir, del producir cómo sea, pero siempre con una motivación social, cultural y política: “Cada producción para nosotrxs es una decisión política de algo que creemos que le podemos aportar a la cultura y al arte audiovisual de Córdoba”. Pau Robledo, quien forma parte del colectivo desde el 2011 agrega que apuestan fuertemente al cine federal: “Hay integrantes que somos de La Rioja, por ejemplo, y hemos hecho trabajos que refuerzan la cultura riojana. Creemos que el capital se encuentra en la relación entre artistas de distintas ramas de Córdoba y el país”.

Al ser un colectivo sin fines de lucro, Niño Raro se organiza de un modo asambleario en donde los roles no son necesariamente fijos sino que van girando en relación a quien le interese ocupar determinada área en algún proyecto.

Por su parte, desde El Calefón, Linda Díaz explica que la productora funciona como una instancia de curaduría de proyectos, ya sean internos, es decir nacidos desde algunxs de sus miembrxs, o externos: “No somos un lugar que sólo piensa en cómo concretar desde la parte financiera, por lo que es común acompañar esas ideas para que avancen ya que nos interesa que haya una mirada editorial de nuestro perfil en ellas”.

Muchas ganas, poca plata

Al hablar de cine, es evidente que tenemos que tomar en cuenta las condiciones económicas. Costear las producciones audiovisuales no es fácil, menos en un contexto como el actual, en el que las políticas culturales han sido una de las áreas más recortadas por la administración del gobierno nacional. De cualquier manera, para Juan Maristany, integrante de El Calefón, el panorama provincial no es tan gris gracias a proyectos como la Ley de Cine de Córdoba o el Polo Audiovisual con todo lo que ha generado -como concursos y posibilidades de financiar proyectos de coproducción-. Sin embargo a nivel nacional siente que hay un retroceso: “Todas las modificaciones que estuvieron haciendo en las normativas de fomento están tendiendo mucho a generar un sistema bastante exclusivo de producción, elitista si se quiere. Es muy difícil producir cine si no tenés un back up financiero grande para sostenerlo”.

Rodrigo tiene la misma sensación positiva frente al panorama de fomento cinematográfico en la provincia, pero al igual que su colega ve con desazón el panorama del INCAA: “Está muy complicado por las demoras, la liquidez financiera, las cuestiones burocráticas que genera y también cierta reducción en la cantidad de proyectos que se apoyan. Es una diferencia que se siente y que en algún momento nos ha perjudicado mucho. Ojo, no es que antes el INCAA fuese una panacea, generalmente cuando se trabaja con fondos públicos, sabes que hay que tener paciencia, que la plata casi nunca sale cuando se necesita, pero en fin, es cierto que en términos de política cultural la gestión actual del INCAA no tiene el mismo perfil a nivel federal, se redujo bastante la cantidad de premios o iniciativas”.

Rodrigo Guerrero, director/productor de Twins: “Es muy diverso, no encuentro un patrón claro para definir  todas las producciones locales y me parece que está bueno que así sea”.

Fotografía:
Mario Mejía

Como una decisión política, desde sus inicios Niño Raro siempre ha apostado a la autogestión para financiar sus proyectos, hacer con lo que se tiene aunque no sean los recursos óptimos, incluyendo estrategias como venta de agnolotis, rifa, canje de servicios tipo trueque, pero la máxima inversión es el recurso del tiempo y la energía. Pau reflexiona: “A fines prácticos, la crisis nos está afectando a todxs y este espacio lo sostenemos más allá de nuestras fuentes de ingresos económicos. Muchas veces nos limita la necesidad de generar mayor ingreso y por ahí eso interfiere en el aporte al colectivo”. Ante esto, Male agrega que las producciones que encaran también se ven modificadas por esta situación: “Un colectivo que nace sin fines de lucro, con la necesidad de generar ingresos con lo que hacemos, demanda que los proyectos o aspiraciones que tenemos vayan mutando. Las ficciones son hoy un tipo de producción que requiere muchísimos más recursos que un ciclo web, por ejemplo”.

A pesar de esta situación, Niño Raro mantiene su postura ya que consideran que el espacio que han creado está atado a un vínculo tanto de amistad como militancia, más motivado por la experiencia que por el dinero. Más allá de esto, Male es enfática en interpelar al Estado como un ente responsable de promover políticas culturales: “Creemos fuertemente en el rol que tiene que cumplir el Estado en relación a la promoción e inversión de la cultura y el cine. Hoy el gobierno de turno y las políticas de Estado que hay no coinciden muchas veces con eso”.

En este contexto, tanto Twins como El Calefón apuestan por hacer alianzas y ven cierto estímulo en generar contactos con productoras extranjeras. Por ejemplo, Twins realizó la película Cuadros en la oscuridad(2019), una coproducción mexicana, argentina y alemana que se rodó íntegramente en Córdoba y que tuvo apoyo financiero del fondo del Festival de Berlín. Rodrigo cuenta que estas alianzas surgen “a través del recorrido de festivales, mercados, espacios donde uno va conociendo y charlando, pero a veces uno también genera vínculos porque surge el deseo de hacer algo con esa persona, ya sea por admiración o coincidencia de intereses, incluso aprendizaje.”

La gente de El Calefón también se ha sumergido en esas aguas: cada vez más interesadxs en abrir las fronteras, realizaron coproducciones con Uruguay y su último trabajo fue una coproducción suiza-franco-chilena. Para Matías, estos trabajos tiene una potencialidad de crecimiento tremendo: “Cuando vos empezás a entablar coproducciones con otros países, lo que haces, más allá de que crezca el presupuesto, es tener distintas miradas porque cada país tiene una visión particular sobre lo que estamos contando, hay que encontrar el punto en común que fortalezca esa propuesta”, dice.

Desde la misma productora, Linda destaca además el valor del intercambio de miradas: “A veces gente que recién arranca y que no tiene un recorrido grande a nivel curricular, bien sea de producción o dirección, se compensa con una mirada fresca. Por eso estamos abiertxs a proyectos externos, porque al final en la conjunción de esos talentos sale algo bueno”.

De izquierda a derecha. Juan Maristany, Matias Herrera y  Linda Diaz. Patio de la casa de El Calefon, donde se calientan las ideas.

Fotografía: Uriel Zader Rodríguez

Esto no se detiene

El futuro está lleno de proyectos para estas tres productoras, que tienen  intenciones de continuar y mantener viva la llama del cine córdobes a toda costa. Niño Raro está en un proceso de rediscusión de su identidad como colectivo. Male explica: “Nos hemos planteado volver a lo cinematográfico, tener producciones más de ese estilo, lo que tiene que ver con procesos más largos”. De cualquier modo, Pau agrega: “Nuestras producciones se comparten por las redes. Creemos por una cuestión política que el cine puede ser para todxs e internet es una gran ventaja para eso. De todos modos, sentimos una necesidad media nostálgica de volver hacer ficción”.

En relación a los desafíos estructurales a nivel local, Male destaca: “Me parece que hay algo fundamental que hay que empezar a experimentar en todas las producciones de la provincia: la transversalidad de la perspectiva de género y cómo empezamos a pensar distinto y hacer distinto el cine, la labor de las pibas en los roles técnicos, en las cabezas de áreas y demás. En el colectivo siempre tratamos de sostener un cupo, eso me parece que es algo que hay que abordar sí o sí”.

Para Rodrigo la mirada hacia el porvenir está puesta en proyectos ya no tan focalizados en el cine de autor, abriéndose a un espectro de propuestas un poco más comerciales, mientras que este año estrenará Venezia, realización que según él “cierra un ciclo más personal”. De cualquier manera, en relación al futuro, el director aclara: “No quiero por ahora hacer una película simplemente pensando en términos comerciales. Siempre en los proyectos que uno desarrolla hay alguna inquietud personal, política, temática, que se quiere indagar y cuestionar. Es la razón por la que yo elegí hacer cine, entonces tampoco me quiero distanciar de ese objetivo”.

El Calefón plantea que una de las temáticas que es hora de abordar dentro del campo del cine cordobés es una reflexión sobre el espacio cotidiano que habitamos. Matias establece: “Hay algo desde la arquitectura, cómo se representa la ciudad, que todavía no ha llegado a madurar en Cordoba. Así como uno conoce los edificios de Tokyo o la torre Eiffel a través del cine, eso no parece ser tomado en cuenta acá. Hay algo que tiene que ver con la clase intelectual a la que pertenecemos lxs realizadorxs y con una mirada muy crítica hacia la ciudad, pero que a la vez eso nos limita poder representarla. Si para un montón de gente el puente Bicentenario, el panal o el faro es una referencia ¿por qué los realizadores no podemos mostrar eso?”, se pregunta.

En cuanto al futuro, la productora apuesta fuertemente por las series de streaming, “series que tienen una calidad de factura técnica y que se aventuran narrativamente por cosas más jugadas, que de repente tienen cabida en plataformas digitales, porque no la tendrían en la televisión tradicional”, explica Linda. Y agrega: “Estamos trabajando sobre una serie que habla de una maternidad trans, y sabemos la potencialidad de poder llegarle a 130 países si la pone Netflix. Creo que es tentador el presupuesto, las posibilidades, lo creativo y la audiencia”.

Diferentes miradas, diferentes anhelos, y la misma pasión por el cine; aún queda un largo camino por recorrer, pero la producción cinematográfica de Córdoba ya no se detiene.

*Licenciado en Cine y Televisión del Departamento de Cine, Facultad de Artes, UNC.